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Arboles muertos y mucha tinta

Agente de Bizancio (Agent of Byzantium, 1987)

Agente de Bizancio (Agent of Byzantium, 1987)

Autor: Harry Turtledove

Colección: Omicrón

Edita: Libros del Atril, 1994.

 

Desde pequeño me gustó la historia. Y desde adolescente me gustó la ciencia ficción. Cuanod descubrí que había un subgénero de ésta última llamada ucronía, supe que me iba a gustar. Y así fue: el juego de “¿Que hubiera sido si…?” que las ucronías proponen siempre me resultan divertidas de leer. Es como el juego de las siete diferencias: más allá de la calidad del dibujo, lo divertido muchas veces pasa por ver donde difieren los detalles.

Así que, les voy previniendo, soy proclive a ellas., con lo que mi juicio puede no ser muy ecuánime al respecto.

Pero por otro lado es mi blog y digo lo que se me canta. La ecuanimidad a tomar por culo =)

Yéndonos a este libro lo que encontramos no es tanto una novela sino una serie de cuentos organizados cronológicamente que van describiendo las aventuras de Bassilios Argyros, una suerte de agente secreto que el imperio bizantino tiene durante el siglo XIV. Un siglo XIV muy diferente del nuestro por el hecho que Mahoma nunca fundó una religión sino que se convirtió al cristianismo y terminó siendo venerado como San Mahoma, patrono de los cambios. Sin este acontecimiento, el Islam nunca existió, Bizancio sigue siendo una de las dos potencias mundiales (la otra es Persia zoroastrista, que tampoco ha visto modificada su religión por el Islam) y Occidente es o parte del imperio o bien pequeños reinos semi bárbaros sin peso específico en el orden mundial.

En ese campo vemos como Argyros se convierte en un muy eficiente y despierto agente especial del imperio, que vive aventuras complicadas que no solo resuelve a golpes sino, muchas veces, con inteligencia. Y en el camino se va topando con descubrimientos como la pólvora, el catalejo, la imprenta, la vacuna contra la viruela y hasta la negociación sindical (en el cuento que particularmente me gustó por el aire de farsa soterrada que tiene. Uno no ve seguido a James Bond haciendo de árbitro en paritarias). De hecho parece que uno de los cambios ocurridos es que los avances científicos no pasan por Bizancio, lo que hace preguntarse cómo son tan poderosos.

De hecho la principal crítica que hacerle al libro es la que destacan en esta reseña: parece que, en realidad el imperio no se ha movido casi socialmente desde la Alta Edad Media como si nada hubiera cambiado desde el reinado de Justiniano, ochocientos años atrás. Una crítica que me parece válida.

Ahora, obviando eso, el libro es una buena ucronía, con un protagonista que madura y evoluciona cuento a cuento, pasando de un tipo entusiasta en sus inicios a alguien con cierto cinismo incorporado en su pensamiento. Y con la aparición de varios secundarios muy bien armados (el burócrata egipcio que quiere a toda costa que se solucione el problema de la huelga sin arriesgarse ni un poco en su puesto, el fabricante de pólvora con nervios de acero, el médico cínico y ateo con un pasado que lo ha dejado así, y sobre todo, la fabulosa agente secreta persa, verdadero número opuesto de Argyros), el resultado es una sucesión de historias que se leen de un tirón, disfrutándose a cada momento.

Nada que decir. Si pillo más ucronías escritas por Turtledove, las voy a leer.

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